Skyfall

El trabajo de laboratorio y la búsqueda de la fórmula perfecta es una labor que me ocupa casi la totalidad del tiempo. Tiempo que no puedo emplear en satisfacer mi apetito por las películas en las salas de cine. Afortunadamente los medios que tenemos a nuestra disposición, me facilitan alquilar estrenos desde un rincón apartado del sótano, cosa que me ha permitido a estas alturas, poder ver la última de 007: Skyfall.

Skyfall, la cinta de James Bond que ocupa el puesto número 23, en la lista de sucesión al trono. 24 si no contamos con la versión no reconocida y por tanto no oficial de “Nunca digas nunca jamás”. Yo digo que la 24, porque oficial o no, “Nunca digas nunca jamás” es un Bond como la que más.

Aclarado el número de entregas de la saga, dato totalmente irrelevante a todas luces, nos metemos de lleno en la última película de la trilogía de Craig.

La trilogía de Daniel, un más que digno sucesor, diríamos que se cuela directamente en el podio de los mejores James, siempre que el recuerdo y la nostalgia de las demás entregas con sus encarnaciones correspondientes del agente al servicio de su majestad nos lo permitan, naturalmente.

Un cierre de trilogía que es un comienzo, sin decir más por aquello de los spoilers, que comenzó en ascendente con Casino Royale, se estabilizó un poco a la baja, con una floja “Quantum of Solace” y que Sam Mendes ha elevado a lo más alto, poniendo el listón para el que venga detrás bastante alto, siempre moviéndonos en el mundo Bond con este Skyfall.

A propósito de la mención final de siempre comparándolo o moviéndonos en el mundo Bond, para analizar y comparar una película con otra, diremos que con ésta, Mendes se ha saltado esa premisa y ha jugado fuerte, metiendo o tratando a Skyfall como una película más de su Curriculum, entrando en juego y aguantando el tipo con cualquier otra comparación cinéfila. Resumiendo, que no sólo ha hecho una de las mejores películas de James Bond, si no que en general, es una muy buena película fuera de las fronteras del mundo del Agente secreto con licencia para matar.

No es una Bond más que sume en número. Es más que un 23 ó 24. Hecho por el cual, algunos fans acérrimos, siempre muy pesados, no han sabido llevar muy bien. Pues peor para ellos.

Argumento

El argumento es una escusa.

Me explico.

Para mi dos claros argumentos. El que se nos muestra y el que sabemos que hace Mendes.

El que se nos muestra, es decir, la escusa:

El megalómano de turno, Bardem, se ha hecho con la lista de agentes secretos y amenaza con publicarlo en su cuenta de youtube (un malo bloguero y youtuber, eso me ha gustado) sin aparentes exigencias o peticiones para no hacerlo, para gracia y gloria de todos los asesinos del globo que quieran acabar con ellos a placer. Bond, debe acabar con eso.

El que sabemos que hace Mendes.

Sam es un director de personajes. Y los personajes, lo que les ocurre, va conformando, moldeando la historia. Como la vida misma, es gente a la que le ocurren cosas, el conjunto de esas cosas, es lo que en la película vemos como argumento.

Naturalmente que si el personaje es uno de la talla de Bond, las cosas que le ocurren son algo distintas a las que te pueden ocurrir a ti en la cola de la compra o en la aglomeración del metro en hora punta. Bond es un tío con licencia para matar y tu solo tienes un abono transporte para tu rutina diaria.

Por lo tanto, el otro argumento es Bond y la fotografía.

"Bond haciendo lo que mejor sabe hacer"

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Bond

Desde el comienzo de la trilogía de Daniel Craig, hemos visto que nuestro super agente secreto, ese que no se despeina, ese que cuando entra en acción su traje se resiste a la arruga, ese que su pelo es inmune al agua, ese con hígado de hierro y atractivo infinito para las mujeres, ¡ese! nos dimos cuenta que ese Bond, había cambiado.

Un Bond, novato. Fue adaptado. Fue seducido e influenciado, por otro agente un poco más humano en sus formas pero letal en sus actos. Otro agente con ligera amnesia: Jason Bourne. Digamos, y esto dicho por su director, que 007 sufrió un cambio de estado deseable, una “JasonBournización” para nuevos públicos más susceptibles de aceptar a un supermacho engreído y presumido, sin perder nunca la esencia que caracteriza a Sir James para los que ya llevamos unas cuantas entregas del agente.

Sam nos habla de Bond y eso es Skyfall. Profundiza en el personaje, sin llegar tampoco a sus entrañas, para dejar algo a los demás. Conocemos algo más de su pasado. Que ocurrió con sus padres. Pinceladas de humanización en el personaje, vemos el paso del tiempo en él y como le afecta, es más vulnerable, descubrimos ciertos sentimientos maternales hacia M, conocemos sus miedos y debilidades.

Aunque en los momentos de máxima tensión, cuando se requieren sus sentidos al máximo para no perecer o fracasar, reacciona como siempre, de forma implacable, olvidando por un instante sus pequeñas debilidades en pos de sus afinados instintos, recordemos que es 007, una leve ración de “moñería” siempre viene bien para cogerle cariño al personaje, pero si cruzas demasiado esa “línea moña”, si no sabes equilibrar eso, acabas haciendo de tu héroe un pelele ridículo. Algo que por ejemplo no ha sabido hacer o equilibrar Nolan en su última entrega de Batman, convirtiendo al murciélago nocturno en un pelele moñas en traje de cuero.

Cambios a mejor. Desde mi humilde punto de vista. Me gusta ver a James saltándose alguna de sus sagradas consignas, como el beber cerveza o tomar su Martini con vodka agitado y no mezclado, respetando como no, su siempre genuina presentación: “me llamo Bond, James Bond” algunas consignas, son demasiado sagradas.

Fotografía

La otra parte del argumento. En perfecta conjunción con la música que tan bien sabe aliñar Mendes. La fotografía es el lenguaje del cine y aquí habla mucho. Hay que disfrutar y saborear cada plano de esta película. Es como un amanecer en el mirador de una montaña o al pie de una desierta playa o el paisaje que usted escoja que sirva como ejemplo.

Te paras a contemplar. ¿Cuál es su historia o argumento? Todo y nada. Esa es la mezcla perfecta, agitada pero no mezclada. ¿Argumento? Solo aquello que quieras hacer tuyo. Solo aquello que perciban tus sentidos, el amanecer, la brisa, la calma, los colores del cielo, ¿te parece poco, lo que el paisaje te está contando?

La fotografía de Mendes en general, siempre me sugiere eso.

Y no ocurre menos en Skyfall, potenciado además como guinda al pastel por el leve tintineo de sus acostumbrados compases musicales.

"Shanghai"

Mención muy especial al momentazo con aires de “Blade Runner”, para toda la secuencia que sucede en Shanghai, el contraste de luminosidad artificial frente a la oscuridad de la noche, la calma que transmite pese a los acontecimientos que ocurren, el silencio, la música, la acción. Para mí, la mejor parte de la película.

Fotografía y Bond. Resumiendo, eso es la esencia de Skyfall.

Resto de personajes.

Raoul Silva - Javier Bardem

Por supuesto que algo nos tenemos que detener en el personaje de Javier, Raoul Silva, personaje que borda como de costumbre, a este hombre le puedes echar lo que sea que lo resuelve a la perfección, con una presentación del personaje en escena larga, larga para lo que últimamente se acostumbra, es decir, a escenas de medio segundo de duración y moviendo la cámara como si se cayera del trípode, una de esas escenas que gustan a los actores para lucirse.

"Bardem como Silva"

Él es el malo malísimo de turno. Un tecnoterrorista con ansias de venganza. Un psicópata que algunos han comparado, encontrando ciertos paralelismos en sus métodos de actuación (sobre todo por cierta escena en cierta cárcel) con el sagrado Jocker de la sagrada El caballero oscuro…muchos “Jockeres” ven algunos me parece a mi, como si el perfil psicológico de estos personajes fueran de exclusiva para el antagonista de Batman. Pero bueno, ahí está, si que se asemeja algo, es un hecho.

Q – Ben Whishaw

El nuevo Q. Un repelente gafapasta sabelotodo supermoderno. Pero le saben dar la vuelta, gracias a cierta humillación por parte de Silva, que unido a que el actor me cae bien por su buen sabor de boca dejado en  El Perfume, hace que al final se digiera bien este radical cambio de personaje.

"El perfume de Q"

Aun quedan tres personajes importantes, los que encarnan Ralph Fiennes, Naomie Harris por un lado, que debido a la naturaleza del spoiler, no os voy a contar y por otro lado M, con la estupenda Judi Dench que tampoco puedo contaros nada, salvo lo que ya sabéis de otras entregas.

Consideraciones y restos finales

Se puede decir que el director ha dejado su huella personal, manteniendo ciertos rasgos de la saga característicos. Por ejemplo, la estructura clásica se ha mantenido, es decir un preludio corto cargado de acción, la canción de crédito de turno y el acto principal.

También hemos encontrado ciertas referencias a otras películas del gusto de Sam, así podemos ver un puesto de naranjas bien en primer plano, antes del derramamiento de sangre al principio de la película como ocurre en las escenas de previo derramamiento de sangre de “El Padrino”, referencia a “Apocalypse Now” en ese Helicóptero con altavoces, auque otra pieza es la que suena, la citada “Blade Runner” o guiños a otras películas de James Bond, como el pronunciar en “jerga de espía” “Sólo para sus ojos” o el uso del original Aston Martin atacado de gadgets. Pequeños bocados para inquietos curiosos.

Y poco más que añadir, salvo lo quieras hacer o decir tu en los comentarios, en el libro de visitas de mi Sótano.

Más que un Bond recomendado, diría que una película en general a recomendar.

Otro dato. La recomiendo ver también en versión original, una vez que veas la versión doblada,  donde el trabajo de Jordi Boixaderas es como siempre, perfecto.

Mr Hyde – El sótano de Mr Hyde, donde ni Bond, se atrevería a entrar.